Cultiva una mente emprendedora saludable.

Te compartimos  tres reflexiones para que no pierdas de vista tu camino como emprendedor.

 

1. Piensa en tu emprendimiento como un negocio.

Cuando decides emprender para vivir de ello, debes pensarlo desde el punto de vista de los negocios. Necesitas generar dinero para que tu emprendimiento siga una curva de crecimiento. 

A veces, apenas nos iniciamos, caemos en la trampa  de pensarlo siempre desde una visión soñadora, sin tener en cuenta los aspectos financieros. Aunque no te gusten los números, debes conocer lo básico de costos, ingresos, márgenes de ganancias, entre otras cosas,  para que puedas ser cada vez más independiente, gestionar bien los recursos y tomar decisiones estratégicas. Sin esto, por más que el proyecto suene increíble, puede no avanzar como esperabas.

2. Tu emprendimiento debe representarte, pero no ser una extensión de ti mismo

Tu emprendimiento debe inspirarse en tus valores y objetivos, pero no debe confundirse con quién eres como persona. Es normal que, al dedicar tanto tiempo y esfuerzo, sientas que tu emprendimiento es una extensión de ti mismo y caigas en un ciclo de frustraciones  o desmotivaciones cuando hay dificultades en el camino. 

Los negocios tienen sus momentos. Enfrentarlos y que no salgan como esperabas, no significa que hayas fallado como persona. Tómalo así: es parte del proceso de aprender y crecer como emprendedor. Por eso, es saludable que puedas verlo como un proyecto independiente y aunque lleve tu esencia, no debe definirte ni absorber todo tu bienestar emocional . Verlo desde esta perspectiva te da la libertad de aprender de los errores, tomar decisiones más objetivas y, sobre todo, disfrutar del proceso emprendedor sin que lo emocional te condicione.

3. Capacítate y busca crecer como emprendedor.

Capacitarte cada vez que lo necesites es una de las mejores herramientas para crecer como emprendedor y como persona. Mantenerte actualizado y preparado para adaptarte a las circunstancias tiene un impacto personal enorme: te da confianza para tomar decisiones importantes y enfrentar situaciones desconocidas.

Capacitarte es invertir en ti mismo, en tu crecimiento y en tu futuro. 

Y esa es una apuesta que siempre vale la pena.

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